Mardiros Daghinian: Reinventarse en tiempos de crisis
- Mardiros Daghinian

- 29 ago
- 2 Min. de lectura
En el mundo de los negocios, la crisis no es la excepción: es la regla. En Latinoamérica, donde la volatilidad económica y política forma parte de la realidad diaria, cada emprendedor debe aprender a adaptarse, resistir y, sobre todo, reinventarse.
Mi camino como emprendedor está marcado por esas pruebas. No crecí en entornos fáciles ni en mercados estables. Crecí en una familia de comerciantes inmigrantes que me enseñaron, desde niño, que la disciplina, la perseverancia y la creatividad eran las únicas armas para abrirse paso.

La crisis como escuela
Muy temprano en mi vida me involucré en el comercio exterior. Importé calzado, textiles, accesorios y materias primas de la industria alimenticia y veterinaria. Construí tiendas multimarca en Venezuela y también exporté productos agropecuarios.
Ese camino me dio muchas satisfacciones, pero también me enfrentó a obstáculos enormes:
Cambios de reglas que ocurrían de un día para otro.
Inestabilidad económica que ponía en riesgo operaciones enteras.
Restricciones financieras que hacían casi imposible crecer con proyección internacional.
Para muchos, esas condiciones hubieran significado detenerse. Para mí, fueron una escuela. Descubrí que la resiliencia es tan importante como el capital, y que las crisis no destruyen al emprendedor: lo forman.
Reinventarse como única opción
Reinventarse nunca fue opcional. Cada crisis me obligó a ver más allá del negocio inmediato. Aprendí que no bastaba con vender o exportar; el verdadero reto estaba en cómo mover el dinero.
Vi cómo empresas con productos de calidad y clientes internacionales perdían oportunidades por:
Pagos que tardaban semanas.
Costos financieros que reducían sus márgenes.
Falta de acceso a servicios globales.
Fue entonces cuando comprendí que mi camino no estaba solo en el comercio exterior de productos, sino en construir la herramienta financiera que hubiera cambiado mi propia historia.
El resultado: transformar la adversidad en oportunidad
De esas experiencias nació VANK, una fintech creada no desde la teoría, sino desde la experiencia real. Una plataforma pensada para que personas y empresas en Latinoamérica puedan mover dinero en el mundo con transparencia, eficiencia y velocidad.
Hoy, al mirar atrás, veo que cada crisis no fue un freno, sino un impulso. Cada dificultad se convirtió en la base de una solución más grande.
Más allá de la crisis
Mi historia es la de alguien que aprendió que la crisis no significa el final, sino el comienzo de algo nuevo. Reinventarse no es fácil. Requiere coraje, visión y la certeza de que incluso en la adversidad se esconden oportunidades.
👉 Si algo quiero dejar claro es esto: el verdadero emprendedor no se mide por cuántas veces cae, sino por cuántas veces es capaz de reinventarse.



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